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La displasia de cadera en bebés

La displasia de cadera en bebés es una anomalía que aparece en muchos casos en los recién nacidos. Es importante saber diagnosticarla en estado temprano y elegir el tratamiento correcto para evitar problemas que puedan aparecer con una edad más avanzada como, por ejemplo, una cojera.

La cadera permite la movilidad correcta de los miembros inferiores y es fundamental para poder caminar o correr de forma normal. Está compuesta por dos huesos, la cabeza del fémur y el acetábulo de la pelvis que puede girar en cualquier dirección.

Qué es la displasia de cadera

La displasia de cadera es el término que engloba la malformación de la cabeza del fémur, del acetábulo (zona que encaja en la pelvis), o también de ambos. Esto puede provocar problemas de articulación por dislocación de la cadera e inestabilidad. En varios casos, se puede llegar incluso hasta el desarrollo de una mala posición, llamada luxación de cadera o luxación de articulación.

Con la cadera luxada, la cabeza femoral se desplaza de forma parcial o total con relación a la cavidad de la articulación de cadera o la parte del acetábulo”, lo que quiere decir que la cabeza no se acopla de forma correcta en la cavidad.

En la mayoría de los casos los niños nacen con este problema, teniendo en cuenta que las niñas suelen estar más afectadas.

Por qué se produce la displasia de cadera

No hay una causa específica para el desarrollo de esta malformación, ya que influyen tanto factores externos como internos. La causa más frecuente es la falta de espacio en el útero, sobre todo en el último mes del embarazo. Vemos a continuación los factores que más influyen en este problema.

  • Primer embarazo: El aumento de la presión arterial es un aspecto que se suele dar en los primeros embarazos y que puede causar muchos problemas al bebé.
  • Presentación de nalgas: La posición de nalgas durante el embarazo fomenta que la cabeza del fémur se quede fuera del acetábulo de la pelvis. Por consecuencia, los bebés que nacen de nalgas, nacen con las piernas abierta.
  • Peso grande: Los fetos que tienen un peso por encima de los 4000g se consideran ya demasiado grandes y pueden llegar a nacer con displasia de cadera.
  • Nivel bajo de liquido amniótico: El líquido amniótico, rodea al feto dentro del útero y proporciona el medio adecuado para su desarrollo desde la fecundación hasta el parto. Una de las funciones es permitir la movilidad y favorecer su desarrollo muscular para prevenir posibles malas posiciones.

Síntomas de la displasia de cadera

Para poder tratar de forma adecuada una displasia de cadera en bebés hay que sabe reconocer los síntomas, ya que estas varían según etario. Entre los más típicos encontramos los siguientes:

  • La inestabilidad de la articulación de cadera.
  • Luxación y reajuste de la cabeza femoral.
  • Abducción limitada de la articulación de cadera afectada.
  • Pliegues asimétricos en la parte posterior de los muslos.
  • Acortamiento patente de la pierna afectada.

La displasia y luxación de cadera se suele dar solo en un lado, al contrario, en la mayoría de los casos los síntomas aparecen en ambos lados. En algunos recién nacidos que muestran una articulación de cadera inestable se puede observar una corrección por si misma en 80% de los casos. A veces, la luxación de cadera resulta por la aplicación de presión a la cabeza femoral desde el exterior, hecho que puede darse al cambiar los pañales.

Diagnóstico de una displasia de cadera

En las primeras consultas pediátricas, los médicos suelen examinar al bebé si hay displasia de cadera. Así, ellos mueven las piernas en varias posiciones para poder ver si la articulación de la cadera está bien desarrollada.

Si se trata de un caso leves de displasia de cadera en bebés, puede ser difíciles de diagnosticarlo a la primera y no suelen causar problemas hasta llegar a ser un adulto joven. En caso de sospecha, se puede realizar una ecografía para confirmar o no la displasia de cadera. Las pruebas de rayos X o resonancia magnética (IRM) son un buen método.

El tratamiento de la displasia de cadera

No hay una terapia única para la displasia de cadera, ya que esta depende de muchos factores, como puede ser: la gravedad de los síntomas, la edad del niño o el momento del diagnóstico. De todas formas, normalmente hay un momento clave: cuanto más joven, más exitoso el tratamiento de la displasia y luxación de cadera en bebés.

Como mencionamos antes, la displasia de cadera en muchos casos se corrige por sí misma ya en los dos primeros meses. Habitualmente no es necesario ningún tratamiento en absoluto. La estimulación de la curación espontánea de la displasia de cadera se puede realizar a través de la flexión de la cadera del bebé al cambiarle los pañales, llevándolo en un portabebés y evitando la extensión prematura de la cadera.

Es importante no descuidar los controles si la displasia de cadera si esta sigue más allá de la segunda a la cuarta semana. En caso afirmativo, se pueden utilizar los pantalones expansores como elementos oportunos para la terapia.

Si se trata de una displasia de cadera con luxación, la cabeza femoral debe reposicionarse en la cavidad del acetábulo con la ayuda de una férula de abducción para la cadera como nuestro producto HIP500. Esta férula mantiene la cabeza del fémur centrada dentro del acetábulo, en 60º de abducción y 90º de flexión, favoreciendo de esta manera el desarrollo óseo de forma natural. La posición de flexión, abducción y rotación externa aumenta la cobertura del acetábulo sobre la cabeza del fémur y posibilita una mayor estabilidad. Es muy importante garantizar que la cabeza femoral no vuelva a dislocarse de forma posterior.


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